Como decía en la entrada sobre los caminos del deseo, los seres humanos somos unos testarudos. Lo que no decía es que, en realidad, no podemos evitarlo: estamos programados para serlo. O dicho de forma más correcta: Ser testarudos nos resulta mucho más fácil y menos cansado que intentar no serlo.
¿Y eso por qué?, os preguntaréis.
Os presento a nuestros amigos los caminos neuronales, que nos hacen la vida más fácil y más difícil a la vez. Sigue leyendo